
No eres luna, la misma que rasgaba hace días el oscuro manto de la noche espesa hiriendo su negrura. Eres otra. No te asomas tímida a la negra puerta de la sombra oscura. No eres aquella ya, eres distinta. No eres luna la misma que pronto, otra vez más, se irá yendo, sigilosamente, y cerrará la puerta nuevamente, tras de sí. Eres otra. Eres otra ya, luna más fuerte y orgullosa. Estás plena y radiante, sin miedo ni vergüenza. No hallo tu cobardía, tu humildad ni modestia por ningún sitio. Alumbras, satisfecha y valiente, no le dejas lugar al sobresalto. Te has llenado por completo, te has agrandado, impuesto a la oscuridad y el misterio, y, pretenciosa, luces ahí arriba, soberbia. Observando con altivez las tinieblas ajenas. Ya vendrás otra vez con tus temores. Y aquí estaré de nuevo, luna, para mirarte, sentir tus lamentos, escuchar desdichas. Y reconocerte. (2012)

Puerta con luna. René Magritte